Presentación de la campaña de la renta 2024
“Un viaje Por Tantos”
El secretariado
para el Sostenimiento de la Iglesia ha presentado la campaña Xtantos 2024, que este año tiene como punto de partida “Un
viaje Por Tantos”. Una nueva iniciativa que, durante cinco días, ha
permitido a 15 personas que no marcaban la X en su declaración de la renta
conocer seis iniciativas de la Iglesia en Guadalajara, Alcalá de Henares, Segovia, Madrid, Getafe y Toledo. En el caso de esta experiencia, el 73% de las personas
que no marcaban la X en su declaración de la renta han cambiado de opinión al
conocer de cerca la realidad de la Iglesia.
https://www.youtube.com/watch?v=RT5WmznMoc0&t=151s
8 de abril
Jornada por la vida
"LA VIDA BUENA NOTICIA"
Mensaje de los Obispos
En la solemnidad de la
Encarnación celebramos que la Virgen María, por obra del Espíritu Santo,
concibió al Salvador. Este acontecimiento representa la culminación de la
promesa divina de redención y revela el incomparable amor de Dios hacia la
humanidad.
En el presente mensaje
queremos proponer que la vida siempre es una buena noticia y así debe ser
recibida y valorada y cuidada, desde su concepción hasta su muerte natural.
La vida es un don
Una primera consideración,
que tiene importantes consecuencias, es que la vida es un don de Dios, no un
derecho absoluto a la libre disposición del criterio humano. Precisamente, el
motivo más profundo por el cual la vida debe ser considerada una buena noticia
es que es un don de Dios. La diferencia entre don y derecho está en que el don
es algo que acogemos porque se nos entrega, mientras que el derecho es algo que
nosotros podemos exigir, con sus límites en el caso de la vida, como hemos
indicado. Otra diferencia que tener en cuenta es la existente entre regalo y
don, porque el regalo es algo que se me da para que disponga de ello como
quiera, mientras que el don implica una tarea, una responsabilidad.
Al inicio de la vida
El hecho de que la vida sea
un don y una buena noticia nos invita a acogerla siempre, incondicionalmente.
Por eso hay que ayudar a las madres que reciben esta noticia de manera esperada
o inesperada para que puedan descubrir que la vida que llevan en su seno
realmente es una buena nueva. «El valorar positivamente la maternidad es aún
más importante en este momento, pues la liberación de la mujer, para algunas
corrientes del feminismo, pasa por la liberación de la maternidad».
Consideramos que esta valoración positiva de la maternidad y de la vida humana
naciente debe implicar ayudas efectivas integrales (no solo económicas) para
que, por una parte, las madres que afrontan un embarazo inesperado puedan
seguir gestando a su hijo sin apuros y, por otra, para que las familias puedan
plantearse libre y responsablemente la posibilidad de concebir un nuevo hijo
(más aún en la situación de invierno demográfico que padecemos).
Siendo una buena noticia no
debemos olvidar que la vida es un don. Esto implica que la vida solo puede ser
acogida, pero no hay un derecho absoluto a tener un hijo. Es cierto que hay que
acompañar a las parejas que tienen un fuerte deseo de ser padres, pero
experimentan dificultades para concebir. Serán buenos los avances médicos que
ayuden a detectar las causas de la esterilidad, intentando remediarlas, pero no
se deberá emplear la técnica para producir de manera artificial la fecundación.
Esto se agrava cuando, para obtener un bebé, se acude a un vientre de alquiler.
El pasado día 8 de enero, en su discurso a los miembros del cuerpo diplomático
acreditado ante la Santa Sede, el papa Francisco abordó, entre otros temas, la
deplorable práctica de la maternidad subrogada, recordando que «ofende
gravemente la dignidad de la mujer y del niño», y «se basa en la explotación de
la situación de necesidad material de la madre». Asimismo, subrayó que «un hijo
es siempre un don y nunca el objeto de un contrato». Nos congratulamos con el
fuerte llamamiento que ha hecho el santo padre, pidiendo a la comunidad
internacional que se comprometa a prohibir universalmente la práctica de la
maternidad subrogada, y nos unimos a esta petición.
En el transcurso de la vida
Reconocer que cada vida y
toda vida es una buena noticia implica el cuidado de cada vida humana
especialmente en las situaciones de fragilidad. Al considerar la vida de cada
ser humano, no podemos hacerlo de manera aislada, como si fuéramos individuos
independientes; «hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra
esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor
de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos». Sin querer ser
exhaustivos, denunciamos la trata de personas y la esclavitud moderna porque
son claras violaciones de la dignidad humana, ya que reducen a las personas a
meros objetos de explotación económica y física; afirmamos que hay que paliar
las situaciones de pobreza extrema, porque son muchos los que no tienen acceso
a recursos básicos como alimentos, agua potable, atención médica y vivienda
digna; debemos revisar nuestras actitudes hacia las personas migrantes,
evitando el desinterés y los prejuicios; hay que evitar que haya personas en
condiciones de trabajo inhumanas, con salarios injustos y falta de derechos
laborales básicos, lo que priva a los trabajadores de su dignidad al tratarlos
como meros instrumentos de producción en lugar de seres humanos con necesidades
y aspiraciones legítimas. En definitiva, es necesario fomentar la coherencia en
nuestro planteamiento de concebir la vida como buena noticia, porque esto no se
refiere solo a algunas realidades.
Al final de la vida
También en la ancianidad y
la enfermedad terminal la vida sigue siendo una buena noticia. Debemos tener
cuidado para no actuar según el criterio de que en esos momentos la vida ya es
una carga pesada que debe eliminarse. No olvidemos que el poder total sobre la
propia vida nunca ha sido un bien absoluto. Hay amplias zonas de nuestra vida
en que no ejercemos ese control, sino que dependemos de otros, todos somos
dependientes y algunos muy dependientes. Vincularnos es siempre darnos. No
podemos dominarlo todo y siempre, pero sí amar siempre […]. Donde más se
manifiesta el don humano es en quienes no tienen el poder sobre sí mismos y
necesitan radicalmente de los demás. Este cuidado debe darse principalmente en
el contexto de la familia. Hay que apoyar efectivamente a las familias para que
puedan atender a sus mayores.
Terminamos invitando a
levantar la mirada a la vida eterna porque nuestra existencia trasciende los
límites temporales de este mundo. A través de la encarnación de Jesucristo,
Dios se hizo hombre para redimirnos y abrirnos las puertas del cielo. Esta
maravillosa verdad revela que no estamos destinados a una vida limitada por el
tiempo y las circunstancias terrenales, sino que somos llamados a una comunión
eterna con nuestro creador. La encarnación no solo nos revela el amor infinito
de Dios por cada uno de nosotros, sino que también nos ofrece la esperanza y la
promesa de la vida eterna, donde encontraremos plenitud y felicidad junto a él
para siempre. Que santa María, Madre de la Vida, interceda para que seamos
constructores de la cultura de la vida.
Jornada de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas
La
Iglesia celebra el 21 de abril,
domingo del Buen Pastor y cuarto de Pascua, la Jornada Mundial
de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas con
el lema, «Hágase tu voluntad. Todos discípulos, todos misioneros».
Aunque se
celebran el mismo día, cada jornada mantiene sus objetivos. La
Jornada de oración por las vocaciones invita a los jóvenes
a interrogarse sobre su vocación y a la comunidad cristiana, a acompañar y
rezar por ellas. La Jornada de vocaciones nativas busca
sostener las vocaciones de especial consagración que surgen en los territorios
de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos.
Para ello, además de la oración, promueve la colaboración económica.
Hágase tu voluntad
Todos discípulos, todos misioneros
Mensaje del Papa
Francisco
Cada año la Jornada Mundial de Oración por
las Vocaciones nos invita a considerar el precioso don de la llamada que
el Señor nos dirige a cada uno de nosotros, su pueblo fiel en camino, para que
podamos ser partícipes de su proyecto
de amor y encarnar la belleza del Evangelio en los diversos estados de vida.
Escuchar la llamada divina, lejos de ser un deber impuesto desde afuera,
incluso en nombre de un ideal religioso, es, en cambio, el modo más seguro que
tenemos para alimentar el deseo
de felicidad que llevamos dentro. Nuestra vida se realiza
y llega a su plenitud cuando
descubrimos quiénes somos,
cuáles son nuestras cualidades, en qué ámbitos podemos hacerlas fructificar,
qué camino podemos recorrer para convertirnos en signos e instrumentos de amor,
de acogida, de belleza y de paz, en los contextos donde cada uno vive.
Papa Francisco


